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MUSICO UNIVERSAL
SERGUÉI VLADÍMIRSKY:

“YO PUEDO ENSEÑAR A CUALQUIER PERSONA A EJECUTAR CUALQUIER INSTRUMENTO”

 

Por Ala Xrabryx

 

El ejecuta todos los instrumentos musicales existentes. Pero allá con los instrumentos- todo, lo que llega a manos de Serguéi Vladímirsky, ¡comienza a sonar!


Sea ello un pedazo de tubo de plástico una botella vacía de whisky. Actualmente en la colección del afamado multiinstrumentalista, director musical del conjunto “Grenada” ya son más de 700 instrumentos musicales, traídos desde distintos rincones del mundo. Y casi con cada uno de ellos se relaciona una historia singular.

Solo quiero precisar: esto no es una colección, esto es un laboratorio. La diferencia consiste en que todos estos instrumentos suenan, trabajan en los conciertos, y en consecuencia viven. La música es una vibración positiva, que se transmite del instrumento a la persona. Ella es indispensable al instrumento, sin ella el moriría. Imagínese: el maestro hizo el instrumento. El aún esta crudo, completamente nuevo. La laca aún no se ha secado, quedaron algunas limaduras, respingones. En el proceso de la vibración el material como que se cementa. Todos estas limaduras y respingones ya sea se desprenden, se compactan. El instrumento se vuelve monolito, adquiere su propia voz.

¿Por qué suenan tan bien los viejos violines? El sonido de los cuales, como escribió el director musical Petr Kondrashin, como si se los pasara a través de papel de fumar. Porque ellos suenan todo el tiempo. Y el instrumento se mantiene en buena forma, como un atleta, que se entrena constantemente.


Tome cualquier instrumento, cuélguelo en la pared y no lo toque. Y usted verá, que el sonido empeora, aparecen fisuras, el se reseca, se marchita. Habrá que tratarlo, encolar nuevamente. El secreto de la longevidad del instrumento esta en su demanda. Lo peor para el instrumento es no sonar.


Cualquier instrumento musical no es un objeto en el sentido común de la palabra. He aquí un violín y una silla como que están hechos de madera. Pero el violín crea un estado de ánimo, a veces sencillamente revuelve el alma, hasta manipula la conciencia. Es un arma de lo más poderosa. El instrumento musical, estoy profundamente convencido, tiene un alma peculiar, su propia filosofía. En el esta contenido la energética del maestro, que hizo el instrumento, los músicos, que lo ejecutaron. Cada instrumento es un objeto de la cultura espiritual.


Hubieron intentos de repetir el violín Stradivarius. Todo lo calcularon minuciosamente, todas las asperezas, todos los respingones fueron repetidos, nada se logró. Es que Stradivarius es un maestro de Dios. Y la personalidad del maestro, su genialidad se reflejan en el instrumento. Aquí, como en la pintura, se puede hacer la copia de un cuadro genial, pero el original siempre será mejor.

¿Qué instrumentos llegan a su laboratorio?


Los más variado. En general hay tres maneras de enriquecer la colección. El primero son las giras por el extranjero. Fuera donde llega “Grenada”, como primer asunto nos dirigimos a los almacenes musicales. Como regla, luego de ello ya se puede no ir a lugar alguno, para otras compras ya no queda dinero. Sin embargo esto siempre es una inmensa alegría, cuando logramos traer un nuevo instrumento, que en nuestro país aún no existió. Lo mostramos en los conciertos. Los especialistas empiezan a fastidiar por teléfono. Pues como sucede a menudo: se sabe, que tal instrumento existe, lo vimos en algún cuadro, leímos en el libro, pero en las manos no lo tuvimos. Pero esta manera es la más sencilla.


La segunda manera son los regalos de los amigos y los mejores maestros. Con la particularidad de que los maestros lo hacen como se dice a la medida de uno. Tengo un instrumento del maravilloso maestro español Valeriano Bernalo, del griego Stabros Sandulis, del moldavo Jan Visitiu, los hermanos Sanabria de Paraguay. De los rusos del maestro de la guitarra Vladimir Ashikulov, uno de los mejores maestros de la balalaica Alejandro Sharov, pero mencionar a todos clares imposible.
Un buen maestro pone el alma en el instrumento, sus aspiraciones, sus esperanzas. En ocasiones tocas y es como si alguien guiara tus manos. ¿Quién? Seguramente el señor Dios. Es más maestro, aquel que pensó en aquel momento, en el que el músico va a ejecutar el instrumento.


El maestro, el instrumento, el músico, esto es un triangulo peculiar en la cultura musical. Saque uno de los componentes y no resultara nada. El maestro por más bien que toque, no tocará como el músico genial. Denle al músico genial un instrumento malo y otra vez nada resultara. Así que este trío es de lo más importante en la música.
Bueno, y los amigo y conocidos me tren regalos de todos los rincones del mundo. Hasta un pequeño modelo del instrumento, en calidad de souvenir, da mucha información: proporciones, cantidad de cuerdas, su estructura. Sobre la base de semejante souvenir se puede probar hacer uno verdadero.


Aparte de eso, cada instrumento musical es no solamente fuente de sonido, por otro lado es una obra maestra desde el punto de vista del diseño. ¿Saben, porque no compre un cantele, cuando estuve en Finlandia? Estábamos haciendo un programa para la televisión finlandesa, en la cual le enseñaba a ejecutar la balalaica a Papá Noel.


-¿Le enseño?


Claro. Yo a cualquiera puedo enseñar a tocar en cualquier instrumento. Pues bien, Papá Noel tocando la balalaica, los gnomos haciendo galletitas, en fin una historia navideña. Yo miro, está un cantele, estas son unas pequeñas cítaras. Y el orificio de resonancia lo tienen hecho en forma de manzana. Yo lo tome y empecé a tocarlo. Lindo. Directamente me enamore de este instrumento.
Luego vi el cantele en un almacén de música en Helsinki. Pero totalmente otros: cortados con hacha, ninguna estética. Y ya no se desea tocarlo. Si el instrumento no te inspira, no resultará nada. ¿De que nace la inspiración? Del sonido y la apariencia. Por esto cada verdadero maestro sin falta trata hacer su instrumento lindo y reconocible. Por ejemplo, el sello de marca de Alejandro Sharov tulipancitos en los ángulos de la balalaica. La sola apariencia despierta tanto entusiasmo!
Aún más, por ejemplo, fue esta historia. No telefonea una amiga de la India (fue allá comisionada) y nos dice: “Recíbanme. Le llevo una cítara hindú. Solo que tengan en cuenta, ella en un vehículo ordinario no va a caber”. Bueno, nosotros encontramos un vehículo más grande y fuimos al aeropuerto. La recibimos. El instrumento era realmente enorme. Íbamos de vuelta, de repente nos apretaron al borde de la calzada, nos bocinan, que paremos. Como si fuera una escena de película. Resulto que eran los colegas de nuestra amiga. “Aunque sea tóquelo, dicen, o para que hemos llevado consigo por toda India esta bandurria”. Tuvimos que sacar el instrumento y hacer un concierto directamente en el borde de la ruta Leningrado.

¿Y hasta entonces usted había tocado la cítara? No, por primera vez. Yo y un orden le invente enseguida. Pues tiene 7 cuerdas principales y 20 de resonancia.


¿O sea que no es una exageración, que usted de entrada puede tocar en cualquier instrumento, hasta si lo ve por primera vez?
Claro que puedo. En esto reside el secreto del tercer método. Yo me gano los instrumentos en los conciertos. Empezó esto con el instrumento numero N°100. La cosa fue en Bulgaria. Después del concierto la cena. Entramos al Café. Una semioscuridad. Una mesita con un mantel verde. Un manojo de luz sobre la mesita. Y sobre la misma un milagro. Un instrumento, parecido a un alminar, de madera oscura, con incrustaciones de cuerno de cabra y marfil. Esto era un caval instrumento de viento nacional búlgaro. Yo, cuando lo vi perdí el habla.

Y nuestros amigos búlgaros nos dicen: “¿Serguei, tú tocas 99 instrumentos, y en nuestro caval búlgaro tocarías?” Yo así y asa con el y el sonido no sale. No resulta. Después resulto, que el instrumento tenía un defecto: tenía una fisura, ya se cerraba, ya se abría. Menos mal que no fue durante un concierto. Empezaron a buscar a alguien que podría mostrarnos como tocarlo. Trajeron a uno de los cocineros, él nos dice: “Yo personalmente no lo toco, pero sé, que el instrumento se debe mantener en la comisura de los labios”. Y comprendí que ahora de las manos ya no lo bajaría.

Lleve el caval al hotel y toda la noche estuve aprendiendo a tocar. Al amanecer, cuando resulto, desperté a los nuestros, tomamos la música de una canción búlgara y compusimos, para la misma, palabras rusas. Ala mañana era el desayuno de despedida. Yo llevaba este caval búlgaro apenas respirando, envuelto en un pañuelo de lana. Lo prepare, sople, y el otra vez no suena. Me sentí terriblemente apenado. Ya era hora de partir, y pienso: “Bueno esto es el fin”. Lo probé otra vez, y el caval toco. ¡Lo que fue aquello!…

Mire, esto es cerezo, madera clara, pero por el tiempo se ha vuelto oscuro. Tiene alrededor de trescientos años, seguramente. Aquí está la fisura, que se cerraba, ya se abría. Tiene un sonido ansioso, envolvente.


Así este instrumento llego a mí. Desde entonces se volvió costumbre: toco un instrumento desconocido lo tomo para mí. Cuanto ganamos después de este es difícil de contar. Nos vamos de gira y ya todos los diarios escriben, que viene un conjunto ruso, cuyo músico puede tocar cualquier instrumento. Si no lo creen traigan. La única condición: si lo toca, se lo queda.
A la conversación se incorpora Tatiana esposa de Serguéi Vladímirsky, director artístico del conjunto “Grenada”.


Premios como este fueron muchos, luego. A cada concierto la gente llevaba sus instrumentos. Y cada vez estaban convencidos, de que Serguei, no lo podría tocar. Pero el lo tomaba y tocaba.


Cuantos fueron tantos variados casos…”Grenada” estaba de gira por América, cuando en uno de los conciertos sacaron el instrumento dalcimer que fue creado en los montes apalache. Serguei en aquel entonces lo veía por vez primera. Pero, como siempre, lo tomo y lo toco. El dueño del instrumento estaba perplejo. En el en el mismo EU pocos son los que lo saben tocar, y aquí un ruso, acabado de tomarlo en las manos y enseguida lo toca. Luego estuvo pensando y dice: “Saben, este instrumento yo no puedo darles para siempre, solo por un tiempo. Pero yo conozco al mejor maestro, él les regalara otro dalcimer”. Aquellos pocos días, en los cuales el instrumento estuvo con nosotros, Serguei no lo dejo, lo tocaba día y noche. Nosotros ya en los conciertos actuábamos con el. El éxito fue extraordinario.


Finalmente el timbre: “el maestro os espera”. Llegamos, el maestro y su esposa nos recibe: “Hasta luego”. Para la llegada de los rusos se habían aprendido dos palabras. El – un típico americano, lentes, remera. Le llaman Daniel Eckert. El dice: “Si, efectivamente yo tengo un dalcimer, y estoy dispuesto a regalarlo a usted”. Yo en el séptimo cielo de la felicidad, Serguei incluso compuso ya una música para el mismo, y en los conciertos ella suena a todo dar. El lo toma, toca, y yo veo, que algo no está bien, decae su estado de ánimo. Toco y dice: “No lo tomo”. Yo me vi terriblemente confundida, Serguei sin embargo es un hombre con mucho tacto. Pensé, es necesario aunque sea por decencia tomarlo.

Aunque nosotros hablábamos en ruso, el maestro comprendió, cual era la cuestión. Y corroboro, que el instrumento efectivamente no era muy acertado. “Pero yo,- dijo, – pensé que para el ruso era suficiente, pues se lo podía tocar”. En fin, estaba muy sorprendido de que Serguei se haya dado cuenta.

Serguei: Y todo es muy sencillo. Yo empecé a tocar y comprendí, que me faltaban notas. Era imposible tocar en ese instrumento aquella melodía que yo había ideado para el. Pero luego de esto Daniel Eckert se comprometió a hacerme un buen dalcimer. Hasta dio la posibilidad de elegir, de que madera. Nosotros resolvimos, que la parte de arriba y de abajo serian hechas de secoya – árbol que solo crece en el continente americano. Y los costados serian de nogal. Esto según las palabras del maestro, dio al instrumento un verdadero sonido ruso. El sonó, como si fuera en la helada.

También hubo un hecho curioso. En la región de Cheliabinsk se llevaba a cabo el concurso de la canción autoral. Yo era presidente del jurado. Y los estudiantes de la escuela de artes de Magnitogorsk resolvieron hacerme una broma. Trajeron un gran trombón y me dicen: “Tóquelo”. El trombón estaba, pero el mecanismo en el- no había. Gente alrededor-quiere decir que había que tocar. Felizmente en mi bolsillo resulto una boquilla. El justamente me hacia falta. Yo lo puse y empecé a trompetear como para toda la región. Luego estos estudiantes se acercan: “Ay, disculpe, dénoslo, -dicen,- en realidad es parte de la reserva de nuestro bodegón. Observo, verdaderamente tenia una etiqueta de inventario.


Pero en general en instrumento musical se puede transformar todo, lo que se desee. Recuerden, la gente tomaba las tablas de fregar, peines, botellas cerámicas para güisqui y creaban orquestas enteras. Usted, seguramente, también en su niñez jugo con el peine y el papel de caramelo… Y este recurso usaba Vaxtangov en “La Princesa Turandot”. Cuando se interpretaba el vals, parte de los músicos dejaban de lado sus violines y agarraban los peines.


-Yo tengo la sensación, de que todo, lo que cae en sus manos, empieza a sonar.
-Y debe sonar. No podría ser al contrario.
-Y a pesar de todo yo no comprendo, como es posible….


-El instrumento musical mismo te insinúa, que debes hacer. Esa información está dentro de el. Por ejemplo, tomemos esta antigua flauta azteca de cerámica. Mire, en ella hay tres agujeros, significa, se puede sacar cuatro sonidos. Esto significa, que cualquier melodía será una combinación de cuatro sonidos. Al analizar la música mexicana contemporánea – su ritmo, su melodía, su estructura, la combinación de frases, se puede intentar imaginarse, cómo era antaño la música de los aztecas, los incas y los mayas, reconstruirla. Así es que el instrumento además contiene y da información.


¿Ve, en la pared esta colgada una tablita con un cordel? Cuando fuimos al Paraguay, se lo saco del cuello el jefe de la tribu india Maca Andrés Canaiti. Y me dice: “Tú tocas todos los instrumentos musicales, toca este”. Yo miro, es un pesado pedazo de madera. Y ni siquiera a un instrumento se parece. ¿Qué hacer? ¿Cómo tocarlo? ¿Puede que hay que girarlo para que empiece a zumbar? Y, en ese instante distinguí un agujerito. ¿Pensé, y si soplar? Sople… y toqué “Los atardeceres de Moscú”. Luego supimos que esto es un instrumento musical de los indígenas de la tribu Maca. Se llama pito llorón, o sea pito que llora. Está hecho de palo santo – madera divina, que es tan pesado, que se hunde en el agua.

Luego me gane también un arpa directamente en el transcurso de un reportaje televisivo. El arpa en Paraguay es un instrumento nacional. Los paraguayos resolvieron hacerme una broma, lo trajeron directamente durante cuando estábamos en el aire y me dicen: toca. El arpa ni siquiera estaba afinada. Pero me toco tocar, resultó algo así como de Dabussi. Así es que el arpa también lo tomé en calidad de trofeo. Allí está, acostada sobre el ropero.

– ¿O sea que usted además tiene amistad con los indígenas de Paraguay?

– Cómo llegamos a Paraguay es una historia sencillamente fantástica. En el inicio de los años 90 “Grenada” estaba de gira por la Argentina. Ya en el primer concierto vinieron muchos ex compatriotas nuestros – gente que hacia mucho se fueron de Rusia, pero el idioma ruso a pesar de ello no olvidaron. A nosotros ni por la mente nos pasaba que en Argentina hay tantos clubes rusos. Y se llaman: club “A.S. Pushkin”, club “V.G. Belinski”, club “Dnipro” de Mogol. Cómo nos recibieron, actuábamos día y noche.

En uno de los conciertos nuestros empresarios argentinos nos presentaron a cierta gente, que también hablaban en español. Resultó que eran paraguayos. Y ellos propusieron: “¿No quieren venir junto a nosotros en Paraguay?” Yo contesto: “Nosotros tenemos que asesorarnos con la embajada”. La situación no era sencilla. En aquel entonces no había relaciones diplomáticas entre nuestros países. Luego de la Guerra Mundial paraguay de buena gana recibía a los prófugos de las SS, así que para nosotros era un país de tendencia fascista. Para más, antes del golpe de estado del año 1989 este era un país con una dictadura sangrienta, donde gobernaba el régimen de Alfredo Strossner. Si, y daba miedo, pues nosotros habíamos escuchado que allí las personas desaparecían sin dejar huellas.


Nos dirigimos a nuestra embajada en Argentina. El embajador nos dice: “¡Muchachos, les ruego, no se nieguen! Pues necesitamos de alguna manera establecer relaciones”. En pocas palabras nos dieron autorización. Recibimos las visas Nº 01, Nº 02, Nº 03, Nº 04, Nº 05.


Pero íbamos de de todas maneras con cierto recelo. Aunque, por otro lado, teníamos esperanza que en cualquier caso nos apoyarían. Han de recordar, que en algún lugar en el desierto del Chaco desapareció un conjunto ruso. Del lado paraguayo también había una actitud reservada: muchos nos consideraban agentes del servicio de espionaje.
Cruzamos la frontera y aquí nos reciben gentes maravillosa – Nicolás Ermakov con su esposa paraguaya. Ermakov – hijo de un jefe cosaco, enorme, de cabellos claros. En ruso ni una palabra, sin embargo habla perfectamente en español, en francés, y en el idioma de los indios guaraní. Resultó que él era presidente de la asociación de descendientes rusos, que se establecieron en Paraguay.
Y, conocimos este país desde una perspectiva completamente diferente. Resulta, que en Paraguay hay una actitud especial asía los rusos. Muchos años atrás, aún antes de la revolución el general Iván Aleksandrovich Beliaev, topógrafo militar llegó aquí a pedido del gobierno paraguayo, para ayudar a determinar los límites de los estados, demarcar los territorios, confeccionó mapas. Las tierras paraguayas ricas en petróleo, en aquel entonces interesaba mucho a sus vecinos – Bolivia, Argentina, Brasil.
Beliaev fue un ilustrador al estilo Miklujo Maklay. El aprendió la lengua de las tribus maka y guaraní, escribió manuales sobre estos dialectos indígenas, creó una escuela, empezó a educar a los niños. Los indígenas lo amaron tanto, que lo llamaron Ave Plateada y lo eligieron como su Jefe. Así un general del ejercito ruso Iván Aleksandrovich Beliaev pasó a ser jefe de la tribu Maká de nombre Ave Plateada. Maravillas.


En Rusia por esos tiempos sucedieron la revolución, la Guerra Civil. Muchos de los oficiales combatientes rusos se vieron obligados a emigrar. Entonces Beliaev lanzó un llamado: “Muchachos, vengan junto a nosotros en Paraguay. La tierra aquí cuesta centavos, aquí uno puede comprarse toda una hacienda y vivir a cuerpo de rey”. Y muchos de aquellos que no lograron establecerse en Europa, fueron. Pero resultó que no todo era color de rosas. Beliaev en si era un asceta, se contentaba con poco: vivía en una choza, se dedicaba a enseñar, escribía libros. Pero la gente había llegado en familia, era necesario establecerse de alguna manera, organizar la vida diaria. Tierra hay, pero espantosa: clavas un palo seco, a la mañana ha brotado. Cortas la maleza de lianas, pero al día siguiente, otra vez han brotado. Pero no se podía retroceder, la tierra había que trabajarla. En fin a los rusos en Paraguay no les fue fácil. Cuentan, incluso que hasta tenían intención de apalear a Beliaev.
Pero en esto Bolivia inicia la guerra con Paraguay por el desierto del Chaco, donde fueron hallados grandes yacimientos de petróleo. Entonces los oficiales rusos conformaron la medula del ejército paraguayo, ya que la población masculina casi había sido exterminada en el transcurso de las anteriores guerras. Quedaban tan pocos hombres, que hasta sacaron una ley, que permitía la poligamia. Desde aquel entonces los paraguayos bromean: “Por nuestras venas corre sangre familiar”.
El ejército boliviano fue derrotado rápidamente. Vino al caso la pericia de los militares rusos. Sucumbieron 6 de los rusos. Llevan sus nombres calles céntricas de Asunción, la capital de Paraguay. Así es que en general la actitud hacia los rusos aquí es simplemente admirable.


Pero nosotros habíamos llegado de un hostil país comunista. Así que algunos venían espontáneamente a nuestros conciertos con el corazón abierto. Otros, especialmente aquellos, familiares de quienes sufrieron a consecuencia del terror rojo, les fue difícil superarse. Pero de todas maneras al final hicimos amistad con todos. Las impresiones – imborrables.
¡Y que personas conocimos! En uno de los conciertos se acerca a nosotros un representante sindical paraguayo y nos dice: “¿Por qué ustedes actúan solo para la elite? ¿Por qué no quieren actuar ante nosotros en la manifestación.” Nosotros Preguntamos: “¿Y ustedes también tienen algo que ver con los rusos?” Y este indígena con la cara cubierta por huellas de viruela, responde: “Pues claro. Mi abuelo es el príncipe Urusov. Y mi abuela tiene un raro apellido – Durnovo”. Nos conocimos con un descendiente de Taras Grigorievich Shevchenko.Y en el último concierto, miro, esta parado un hombre con lentes oscuros, de porte militar, escucha, y por sus mejillas corren las lágrimas. Después él se acercó y nos dice: “Yo sinceramente hasta último momento no quise venir, pero de todas maneras me siento ofendido por, ustedes, los rusos.


– ¿Por qué?
– Pues ustedes se han olvidado totalmente de mi abuelo.
– ¿Y cual es su apellido?
– Butlerov


Nosotros le decimos: “¿Cómo que lo olvidamos? A Butlerov lo estudiamos en la escuela. En Moscú hay una calle Butlerov”. “¡No lo creo!” – responde. Tuvimos que llevarle después un casete de video con la indicación de la calle Butlerov. Por supuesto, retornamos rebosantes de impresiones. Empezamos a establecer contactos entre los familiares. Pues muchos de los rusos paraguayos ya olvidaron el idioma ruso.


– ¿En Paraguay hasta ahora hay muchos rusos?


– La diáspora rusa es muy grande. Muchos destacados actores de la cultura, el arte, las ciencias son rusos. En la víspera de nuestra partida los rusos paraguayos, nos relataron, que cuando sus padres partían de Rusia, tomaban consigo un puñado de tierra rusa. Por ello ellos querían regalarnos un puñado de tierra paraguaya. Y nos pusieron a cada uno un escapulario conteniendo arena de las orillas del sagrado lago Ypacarai. En aquel entonces el arquitecto principal de Paraguay Ermakov soltó un chiste, de que al día siguiente los diarios escribirían, que el Ministro de Agricultura Nikiporoff despilfarra la tierra paraguaya a sus conocidos.
En general cualquier paraguayo, por cuyas venas corre aunque sea una gota de sangre rusa dirá: “Yo soy ruso”. El tiene de que enorgullecerse. Pues los rusos, en esencia, salvaron a este pueblo del aniquilamiento.

– Yo he oído, que usted actuó en dos oportunidades en el Real Albert hall de Londres.

– Esa fue una invitación muy prestigiosa. Pero las dificultades fueron increíbles. La invitación era al más alto nivel. Yo tenía que dar un recital en el Albert-hall, luego ir de gira por Inglaterra. La sala tiene capacidad para seis mil espectadores, todas las entradas vendidas. Y a mi no me dan la visa. La parte inglesa cursa un telegrama, pero la embajada inglesa no autoriza. Ya todos los plazos vencieron. El concierto era para el sábado. El jueves aún no tenia visa. El avión para el cual fue comprado el pasaje partió. Viernes y no hay visa. Yo pensé: es el fin – no saldrá nada. Pero al atardecer cuando la embajada ya se cerró, vino la disposición de la chancillería real-otorgar la visa. Recuerdo que el cónsul por poco salio en pijamas a entregarme mi pasaporte.
– Así es que, el sábado a la mañana yo emprendí vuelo. Solamente gracias a la diferencia horaria pude llegar a tiempo. Tenía conmigo un montón de instrumentos, el smoking en la mochila, menos mal que era de una tela que no se arruga, y los zapatos de charol. Arribe tres horas antes de la hora del concierto. A mi me esperaban en posición de combate. Y lo que a mi me conmovió: los mejore músicos, orquestas, coros, con los cuales nosotros en el cierre debíamos ejecutar “Kalinka”, todo ese tiempo ensayaban y no perdían la esperanza de que yo llegaría. Dirigía todo el admirable director de orquesta Hieden James. El me agrado mucho. En esa oportunidad aprendí mucho de él. La verdad, solo teóricamente, lastimosamente o felizmente, mi manera despótica de conducir los ensayos quedo sin cambios. Nosotros rápidamente ejecutamos todo el programa. Yo hasta me sorprendí hasta que punto salio todo lisa y armoniosamente. Esto fue un gran respaldo.


Y el propio concierto también transcurrió maravillosamente. En la sala estaba el alcalde de Londres, la familia real. El público reacciona fantásticamente, cada palabra es asimilada. Desde la sala emana tal energía. ¡Y he aquí la escena final: todas estas orquestas, coros, flautas, gaitas cuando tronaron! “Kalinka” nunca había sonado así. Y en el final la sala se puso de pie – todas las seis mil personas. Eso fue un verdadero triunfo. Yo me sentí tan agradecido asía toda esa gente que tan bien trabajó y tan bien me trato.


Treinta años después, en el año 2003, nuevamente me invitaron. Para los 100 años del Albert Hall los ingleses realizaban una serie de conciertos con los músicos más recordados. Y yo pensé: “Otra vez vestir smoking. No iré”. Pero los ingleses me dicen: “Maestro, vista lo que guste…”


Para la segunda actuación hasta un nuevo instrumento ideé. La primera vez actué con una balalaica de Alexander Sharov, para la segunda resolví – hace falta algo nuevo, pero también del plano ruso. El nuevo instrumento se parece a la balalaica, pero envés de tres cuerdas tiene seis. Se la puede tocar como la balalaica, como la guitarra de seis cuerdas, como la guitarra de siete cuerdas, como la guitarra hawaiana – de hecho obtuvimos siete instrumentos en uno. Los amigos me preguntan: “¿Serguei Nikolaievich, y que nombre le va a poner – balara o guitarraica?” Pero yo le puse el nombre de balada: “bal” de balalaica, y Lada de la diosa eslava del amor. Luego la mostré en la gira por toda Inglaterra.


– En vuestro concierto a mi más que nada me impactó, el hecho de que con la balalaica usted toca hasta jazz.


– Eso sucedió casualmente. Durante una gira artística por USA fuimos invitados a actuar en una estación de radio muy popular – “Mama jazz”. Allí en USA sencillamente se volvían locos por ella. Yo tenía conmigo un saxofón, pero en los saxófonos todos tocan. Pero quería mostrar algo original. Entonces tomé la balalaica, ideé una instrumentación. En la balalaica la primera cuerda puede dar un sonido largo y trémulo, como una guitarra eléctrica – resulto muy original. Para la actuación nosotros varias cosas. Generalmente las actuaciones no se prolongan por más de cinco minutos, pero aquí la misma Mama Jazz no quería dejarnos ir. Ella es la heroína nacional de ellos. Ya no joven, contemporánea de Armstrong, una enorme mujer. Blanca pero con vos de negra. Y allí en el estudio no había ni donde enchufar la guitarra eléctrica. En síntesis nosotros ejecutamos todo un concierto de jazz, con guitarra acústica y balalaica, percusión y piano. Desde aquel entonces toco jazz con balalaica.


– ¿Y cual fue su primer instrumento?


– La mandolina. Me la regalaron mis padres, cuando cumplí cuatro años. Mi papá me mostró como tocarla. Y mientras mis padres estaban en el trabajo, me aprendí “Luz de luna” y aún más me invente algunas variaciones. Pensé que mis padres estarían asombrados, que perderían el don de la palabra, que hijo prodigio tienen. Ellos se miraron, claro me elogiaron y ya. Que decepcionado estuve. Bien, pensé, ya les enseñare. Pero ellos toda la vida fueron así. Seguramente, ese era un método pedagógico singular. Así tocaba diferentes cancioncitas, yo mismo componía alguna que otra cosa. Luego, ya en la escuela, caí en manos de una pedagoga destacada pedagoga – la pianista Valentina Dmitrievna Reihard. Con ella en un año curse los siete grados de la escuela musical. Ella siempre brindaba entusiasta apoyo a mis intentos de componer, escribir. Luego fue la guitarra, el conjunto de la escuela… Así hecho a andar.


– ¿Y usted verdaderamente puede enseñar a cualquiera a tocar en cualquier instrumento?


– Realmente. Puedo hasta explicar los principios – pedagógicamente y metodológicamente. Las notas todas son siete más cinco cinco llaves negras derivadas – resulta en total doce unidades sonoras. Para aprender a tocar, son necesarias dos cosas. Primero – comprender, como se obtiene del instrumento el sonido. Inclusive si en sus manos cayo algún instrumento exótico eso ya es la mitad del asunto. Segundo – comprender, cómo ese sonido cambia de nivel. Es todo – usted puede ejecutarlo todo lo que quiera. Este es el principio fundamental del multiinstrumentalismo. Lo demás es solo su deseo. Yo no hablaría con tanta convicción, si no lo hubiera visto, como este principio funciona con mis alumnos. Cuando un niño de diez años primero toca la flauta, luego tranquilamente traslada esa melodía a un organillo, una guitarra, un piano, un clarinete – eso significa que el ya piensa como un multiinstrumentalista. En esto consiste mi secreto. Ve, como es todo tan sencillo. Elija cualquier instrumento, venga, y yo le enseñaré a tocarlo.

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